7.11.2010

Portugal 2010

Portugal

 
 
 
 
 
 
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Portugal
En este relato de viaje no podré dejar de citar a Saramago.
En Viaje a Portugal escribe:
 “La felicidad, sépalo el lector, tiene muchos rostros. 
Viajar es, probablemente uno de ellos. 
Entregue sus flores a quien sepa cuidar de ellas, y empiece. O reempiece. 
Ningún viaje es definido”.
Día
8 de mayo.
Llegamos a Barajas, las cenizas del volcán hacen que los aeropuertos se mantengan cerrados en el norte de Europa. TAP se niega a devolver el dinero del pasaje, hasta que luego de algunas horas de idas y venidas logramos volar.
Llegamos a Lisboa, y tal como nos habían indicado, fuimos hacia el puesto de Información, nos  vendieron un pasaje fantástico que sirve para todas las líneas amarillas: bus, trole, folicular, elevador, por 3, 50 €, además su duración es para un día entero.
                   


Bajamos en la avenida indicada y la lluvia que nos castigaba hizo más costosa la caminata de las tres cuadras empinadas hasta el hotel Jorge V, habitación 602.
R. Mouzinho da Silveira 3, 1250-165 Lisboa, Portugal  R. Mouzinho da Silveira 3, 1250-165 Lisboa, PortugalTeléfono+351 21 356 2525 
                                         


Lisboa se nos muestra, está allí. Montamos al bus amarillo bajando en la plaza Rossio, que ha sido desde tiempos medievales el centro neurálgico de la Baixa, comenzamos a mirar y admirar. La estación del Rossio es imponente, con un estilo manuelino, dos grandes puertas con forma de herraduras marcan el ingreso, rompe con nuestro imaginario de lo que es una estación.
      


                   


Un gran arco al fin de la Rua Augusta se nos presenta, es el Arco Triunfal, cuando lo traspasamos nos encontramos con la Plaza de Comercio, una galería con arcadas circunda en forma continua la plaza, en el centro una estatua de José I montado en un caballo, todo con grandes dimensiones. Como el Papa estaba por llegar a Lisboa, nos encontramos con un gran escenario armándose, eso hacía que las vistas hacia el río Tajo fueran escasas.

                                     


Hicimos cola para subir al elevador Santa Justa que está al final de la Rua de Santa Justa. Es una torre de hierro colado y decorado con filigranas, muy pintoresca, su interior está recubierta en madera. Las puertas se abren y cierran con llaves muy grandes. Toda una antigüedad. Por un puente se llega al Chiado, comenzaba la noche. Se veía toda una movida en el lugar. Regresamos a cenar al centro en “Nicola” comimos nuestro primer plato de bacalao.
                            


9
de mayo

Un
domingo en Lisboa, con lluvia.


Luego del mejor desayuno de todo este recorrido, salimos con lluvia, dudando sobre cuánto podríamos andar conociendo a esta nostálgica Lisboa.
                       


Llegamos a la Plaza de Comercio y trepamos al típico y tradicional Tranvía eléctrico, todo un símbolo en Lisboa, sus asientos de madera, un medio de transporte ecológico, que hoy en día lucha por su supervivencia, con su traqueteo sobre las vías, que son, en algunos lugares corridas a mano por el conductor, transita desde el centro de la ciudad, a nivel del mar, subiendo por angostas calles, corcoveando en otras, va desde las calles aristocráticas hasta las menos elegantes pasando por el elevador Santa Justa.

                 

                           Elevador.
                                  
En la plaza Figuera del S XVII donde  los edificios simples hacen un juego equilibrado se llega a ver el castillo de San Jorge.
Atravesamos la plaza Nuestra Señora de Saude y llegamos al barrio Alfama, que es el barrio más antiguo y pintoresco, es el barrio de la moureira (moros) cuna del fado. Luego el Parlamento.

                    



Portugal está gobernado por un 1er ministro que lo elige el presidente.
Ascendiendo se llega a la Basílica de la Estrela y su plaza. “El
río se esconde por detrás de una hilera de barrancones, pero se adivina”
(Saramago)  
Dicen que desde allí partieron las Carabelas de Colón.
Las plazas y veredas en Lisboa están realizadas con calcáreo blanco y negro. Sus dibujos son llamativos.  

                    


En una segunda vuelta, bajamos para llegar al castillo San Jorge, desde donde hay unas hermosas vistas de Lisboa.

                    










Las ruinas del castillo dos Mouros o de San Jorge dominan el barrio marinero de
la Almaza y el Tajo. Cuando regresamos, almorzamos al pie del Castillo, allí además de saborear sardinas asadas nos deleitamos con una buen espectáculo de fado.



                         










La tarde fue un ir y venir de la calle al tranvía, la última bajada fue en el Chiado, llegamos al café La Brasileira, en Garrett 120. Es una cafetería Art decó, allí nos sacamos una foto con la estatua de bronce del poeta Fernando Pessoa, la música y el baile están siempre acompañando este lugar.
Para finalizar el día nos fuimos caminando hasta la plaza del Chiado, comimos algo en el centro. Como el Benfica salió campeón, debimos regresar a pie al hotel con toda la hinchada que festejaba por la avenida da Liberdade de plaza a plaza, mucho colorido.





















Lunes 10 de mayo.

Partiendo en auto.

Por la mañana desayunamos en el hotel y fuimos en búsqueda del auto, nos entregaron un Toyota Yaria, con todas las recomendaciones e indicaciones, tanta amabilidad resultó costosa. (Hay que alquilar y pagar en Argentina) (Hay que hacer las investigaciones previas, depende del momento económico que se viva en Argentina)


Salimos hacia Belén, pero por cuestiones de seguridad (el Papa estaba por arribar) no se podía estacionar, entonces seguimos nuestro viaje a Sintra.

Sintra

Comenzamos a subir hacia Sintra. Las rutas están muy bien señalizadas en todo Portugal.

Sintra se encuentra en Extremadura es una villa portuguesa encantadora, con mucho verde, palacios, jardines con vista al mar.




El palacio que vemos primero presenta variedad de estilos, desde la explanada hay una visión de otros castillos, palacios con mucho verde que arman hermosas postales.




Luego visitamos el Castelo dos Mouros, un castillo medieval, las calles de piedra, desde lo alto, como siempre, las vistas son espectaculares.



Almorzamos frente un paisaje natural, en lo alto.

  





















Obidos


Luego de subir, bajar y perdernos por las calles, partimos hacia Obidos.

     Se la llama la “ciudad nupcial” porque los reyes portugueses, al casarse, le regalaban un castillo a sus esposas. El caserío, totalmente amurallado, que rodea y servía al castillo, se conserva como en la Edad Media.

Al recorrerlo nos parece que somos personajes de un cuento cuya trama se
desarrolla en el medioevo.










"Los azulejos forman parte del legado histórico-artístico de Portugal y es que los musulmanes los trajeron a la península ibérica cuando la conquistaron en el año 711 y Portugal los adoptó a partir del siglo XV para decorar los suelos y paredes de los castillos y palacios de los reyes".

            La pastelería y las famosas las pastéis de Belén son las mas buscadas. 

             El plato típico de Portugal es el bacalao, aunque las sopas son infaltables.





La entrada es por la Porta da Vila, hay un mirador interior, con el oratorio rodeado de paneles de azulejos azules y blancos, de allí a la calle principal, la Rua Directa, que llega a la plaza, a los pies del castillo, allí también se levanta la iglesia de Santa María. Ó Obidos es una ciudad fortificada. Su castillo es soberbio.

Las callecitas que suben y bajan, igual que el resto de estos lugares ofrecen su colorido y mercancías a los turistas, que siempre caemos en alguna tentación.

De
Obidos al Monasterio de Alcobaça.

Acueducto a 3km Obidos

    





http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2009/06/una-mirada-obidos-portugal.html

Alcobaça la iglesia y el monasterio

                        


Dicen Saramago en su libro “Viaje a Portugal”: “Lo que de notable tiene la fachada del monasterio es la perfecta integración de sus diferentes estilos, tanto más cuanto que el barroco con que culmina no hace ningún esfuerzo por aproximarse al gótico del portal”. Pag 220

                                


Dentro de la iglesia, la nave es muy profunda, “es imponente, aplastante”. Realmente impresiona estar frente a esta gran iglesia. Dicen que no hay otra igual en Portugal.

                            


Arribamos cansados a Batalha, parecía
que lo único que llegaba a verse era el monasterio. Un buen hotel con vistas al
monasterio.

Martes 11 de mayo

Monasterio de Batalha,
Leiría, Coimbra.


Amanece lloviendo, hemos decidido hacer base en Batalha e ir a Coimbra para luego regresar al hotel que ya conocemos.

Caminamos hasta el monasterio de Batalha, (abadía de la batalla): Santa María da Vitoria.

                                       


   

Es deslumbrante. Desde afuera parece inalcanzable, como todos los monumentos que vamos viendo en Portugal, la dimensión de uno se pierde en lo grandioso.

                     


El pórtico es magnífico, una sucesión de arcos y columnas finas sobre decoradas.

Su estilo es del gótico tardío y manuelino, está construido con piedra caliza que los años le han otorgado un color amarillo dorado, además dicen que está siendo afectado por la lluvia ácida y la carretera que pasa muy cerca está socavando lentamente los cimientos.

                                       


      

El interior mezcla vitroux coloridos con arcos y columnas recargadas, jardines, fuentes galerías que no tienen fin.

Imposible no quedar maravillado ante este monasterio, te atrapa, cuesta despedirse.

Seguimos hacia Leiría, Ángel cantaba:

¡Qué alegría
el castillo de Leiría!

¡Qué alegría
la lluvia en Leiría!

                 

Castillo de Leiria 

                         

Cuando el sol se dejaba ver nosotros caminábamos por los exteriores del castillo.

Es un lugar que se puede llegar en auto hasta prácticamente la entrada. Como todos los centros históricos las calles de piedra dan un toque particular. Cuentan que fue una de las fortalezas más importantes en el Portugal moro.

Fue un placer caminar, trepar y guarecerse de la lluvia en este castillo, donde había pocos turistas, el silencio acompañó el recorrido.

Partimos hacia Coimbra, la ruta se hace lenta, los peregrinos que van hacia Fátima tiene derecho a media calzada, el ingreso a la tercera ciudad más grande de Portugal se hace complicado, luego de algunas vueltas llegamos al estacionamiento del mercado, buen lugar.






Comenzamos a caminar buscando la Universidad. frente a la Iglesia de
Santa Cruz trepamos a un trencito eléctrico que va entre callecitas estrechas
llenas de autos estacionados. Luego de tener las imágenes de los lugares,
decidimos caminar para re-encontrarnos con cada lugar.

                        


Sé Velha (la Catedral) del siglo XII, el Palacio del Arzobispado, la Iglesia
y Monasterio de Santa Cruz, la Universidad, que es una de las más antiguas de Europa, son algunas de las vistas que fuimos disfrutando. En la ciudad baja se encuentran los comercios, una gran plaza donde tomamos el cafecito de la tarde. Un regreso lento hasta Batalha donde nos ofrece silencio, un espectacular panorama y un buen descanso.

http://perso.wanadoo.es/viajerosweb/monasterios/index_monasterios.htm

Miércoles 12 de mayo

Santarém y Evora visitas
agradables y económicas.

Desde Batalha nos despedimos del monumental monasterio para ir al encuentro de Santarém, dejamos atrás Fátima que por la visita del Papa está “invisitable”.

En Santarém se consigue estacionamiento muy
económico: (2 horas: 1,20 €)

El ingreso a los monumentos es gratis, y la gente se preocupa por orientar y guiar.   

              




Desde la plaza fuimos el convento de San Francisco del año 1240, un templo gótico que esta en restauro, impecable (casi demasiado).

El patio del convento se encuentra rodeado por profundas galerías. Los interiores dan cuenta de un restauro que parece haber borrado parte de la historia. Eso no quita su grandiosidad. La luz entra por los rosetones y crea hermosos espacios.

                                      

                            

De allí al Seminario Jesuita donde está la catedral, la visita fue breve, había misa,

Nos guiaron por la rua Serpa Pinta calle comercial que nos fue conduciendo a las iglesias y monumentos y casas con variados azulejos en los muros exteriores.

                                          

Llegamos a la antigua basílica  de Sao Joao de Alporao, donde se encuentra el
museo Arqueológico, allí hay una gran tumba del siglo XV. De ésta museo nos
acompañaron a la Torre de Cabacas, como en todo Portugal las grandes llaves abren las puertas y dan acceso a la historia. La torre acondicionada con escaleras de madera y descansos donde los libros electrónicos muestran la historia. Desde lo alto  una vista total de Santarém.

Luego ingresamos a iglesia de Gracia, dice Saramago “Pero hay que ver este magnífico rosetón sobre el pórtico, y este, de puro gótico flamígero, con un recuerdo claro de Batalha pero sin su riqueza de columnillas y arquivoltas. El pavimento de la nave está muy por debajo del nivel de la calle, lo que causa un efecto insólito en iglesias portuguesas”. (Pag 226).

                                          

La plaza nos ofreció un lugar para “picotear” algo y seguir el camino. Ángel está en un día de orientación total, salimos hacia Évora, ciudad histórica en el corazón del Alentejo.

La señalización de las rutas es muy clara. Tomamos la autopista lo que posibilita mayor rapidez y relax para quien maneja.

El Hotel Évora es espléndido, dudamos que fuera el seleccionado (Habitación 303).

                        


Partimos hacia el casco histórico que se presenta como una gran fortaleza medieval, totalmente amurallado, donde conviven los monumentos, palacios mansiones, templos romanos, árabes del siglo XIV –XVI,  con casas, negocios de la ciudad, entre callejones, callecitas empinadas. Todo se recorre a pie entre un
laberinto de calles, imposible hacerlo si no se tiene un mapa bien señalizado.
Ángel definió el lugar como una célula con un núcleo central el cual se va
abriendo.

                                        


                           

Vemos que algunas iglesias se convierten en museo para hacer muestras plásticas, otras están cerradas y otras muestran sus paredes cubiertas por mosaicos.

                       

El caminar hace que nos encontremos con otros turista, el tiempo se entremezcla con la charla espontánea, o el mozo brasileño que se ríe de la vida y acompaña nuestro consabido café de la tarde en la plaza central. Salimos en busca del auto, un estacionamiento público de 1€ el día.

                     

Muy cansados, sumamente contentos de la selección de lugares que vamos haciendo. No hay duda que en el camino irán quedando muchas cosas importantes que no hemos conocido, éstas que vamos aprehendiendo nos han parecidas magníficas. Mañana regresamos a Lisboa, mucho más moderna y con tantísimos contrastes.

                                                                                          






13 de mayo

Hacia Lisboa………..

Sin apuro salimos de Evora, antes de ingresar al centro de Lisboa entramos a conocer Belén.

Nos acercamos hacia la orilla del Tajo, donde se ve la torre de Belén. Lisboa era antaño la capital de un inmenso imperio marítimo, del que la Torre es el emblema.

El monumento de los Descubrimientos tiene forma de carabela, personajes históricos en gran tamaño trepan por esa proa. Al pie un mosaico de mármol que representa una rosa de los vientos, donde hay un mapamundi. De allí cruzamos hacia San Jerónimo.

Nos encontramos con una gran fuente que enmarca el frente del monasterio. El viento jugaba un poco con el agua y nosotros.

“El Monasterio de San Jerónimo es una maravilla de arquitectura…Trabajaron mucho los arquitectos del manuelino. Nunca hicieron nada más perfecto que esta bóveda de la nave ni nada tan osado con el transepto”

Este monasterio fue construido en agradecimiento a los viajes donde encontraron especias, pimienta, canela, clavo de olor.



En la entrada está la iglesia, que se cubre de turistas y deja de tener las características propias de silencio. Grandes columnas, grandes espacios.

Nos habían recomendado probar la pastelería de la Antigua Cafetería Belén, justo en la parada del tranvía. Estaba repleta de gente y con grandes colas de espera, decidimos dejarla. (Haga la cola, pruebe la pastelería, es única).



Tomamos el auto para ir al centro de la ciudad, dimos algunas vueltas para salir, llegamos al Hotel Fénix Urbano, con una arquitectura fría, seca. Una gran habitación, cómoda.

Salimos a pie. Lisboa no justifica el sacrificio de manejar en una gran ciudad. Solucionamos en TAP nuestra “desaparición” del vuelo. Una cena simple muy cerca del hotel y el adiós a Lisboa.





14 de Mayo

Chau Lisboa.

Dejamos en el aeropuerto el auto y en 50 minutos aterrizamos en Madrid. Metro por medio al Hostal María Luisa (Hab 5) pequeña pero confortable.

Salimos a recorrer los alrededores disfrutando del centro de Madrid, cenamos con Viky en su depto quien nos agasajó con una comida mejicana. Un encuentro muy cálido.

15 de mayo

Madrid nos dice adiós en
San Isidro.

San Isidro es el patrono de Madrid, por lo tanta el 15 de mayo es un día festivo, a esto se unió la conmemoración de los 100 años de la Gran Vía.
Una gran alfombre de 14 cuadras, cubrió con azul a esta avenida. Un escenario
montado nos posibilita por la mañana escuchar un ensayo de la orquesta y por la
tarde ver a Iñaki Urlezaga bailando tango de Piazola junto a un grupo de danza
argentino.



Los madrileños con trajes típicos de chulos y goyescos invadieron las calles céntricas. En realidad era un mundo de gente que iba y venía.

La mañana templada nos permitió caminar en el parque del Retiro, algunas fotos al Palacio de Cristal y aquellos lugares que nos iban atrapando.



Disfrutamos de los festejos. Terminamos de arreglar nuestro equipaje y en Metro al Aeropuerto de Barajas, allí lo desagradable de algunos empleados autoritarios del mismo aeropuerto. El encuentro con algunos de aquellos que viajaron en el tours y que como nosotros regresaban, charla anécdotas y un largo viaje de regreso.

              


“Viajar es descubrir, el resto es simplemente
encontrar” (Pag 259)

“El viaje no termina jamás. Solo los viajeros terminan. Y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración… El objetivo de un viaje es solo el inicio de otro viaje”

Viajar debería ser cosa de otro concierto, estar más y andar menos. J.Saramago.

 



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Caminando Mar del Plata